Vivimos en un mundo que se basa en el comercio, donde el transporte de carga conecta en muchos niveles a personas y bienes, de lo local a lo global. Así como debes desplazarte para llegar a tu trabajo o para visitar a un amigo, todos los bienes que consumes y que son parte de tu vida diaria también deben viajar a su destino final.


Impedir el desplazamiento de bienes dificulta la economía. En una situación extrema en que la cadena de suministro llegue a paralizarse en un área metropolitana grande, la población local sentirá los efectos y estos se extenderán por todo el mundo.


Si no se toman medidas para remediar la situación rápidamente, los habitantes perderán acceso a sus necesidades básicas. Los suministros de primera necesidad en los hospitales se agotarían en tan sólo 24 horas, las estaciones de servicio se quedarían sin combustible en 48 horas, y los
supermercados dejarían de tener productos perecederos en 72 horas.


El transporte de carga debe ser flexible y capaz de adaptarse a entornos que cambian rápidamente. Hoy en día se ejerce mucha presión sobre la industria del transporte de carga. Las ventas en línea están creciendo tres veces más rápido que las ventas al menudeo y las empresas han optado por las entregas justo a tiempo – reciben mercancías sólo cuando se necesitan para reducir el costo de inventario – que requieren entregas más frecuentes y personalizadas. Las tendencias sociales y tecnológicas actuales, particularmente el aumento del consumismo y del sector de servicios, demandan aún más de los sistemas de distribución urbana que operan dentro de redes de por sí densas, congestionadas y tensas.


El transporte de carga ha existido en un ecosistema que, por décadas, ha sido abiertamente hostil o le ha dado una prioridad más baja. Hasta hace poco, el transporte de carga urbana había sido ignorado por los planificadores urbanos y el gobierno Sin embargo, a pesar de que los recorridos para distribuir los bienes forman parte de una industria y un sistema que son invisibles para la mayoría de la gente, el transporte de carga es fundamental en la vida de las personas y, hoy en día, debe ser tratado como un componente clave para la habitabilidad y eficiencia de nuestras ciudades.


La distribución de los combustibles para el transporte en carretera, se realiza a través de las estaciones de servicio públicas, se hace principalmente como ventas para el tanqueo de vehículos.


Por región del país el consumo de combustibles del sector carretero varía según sea el combustible que se analice, aunque en todos los casos son destacadas las participaciones del área metropolitana de Bogotá y de la región Resto País.


La primera por tener la mayor concentración de personas y vehículos del país y la segunda por reunir el mayor número de estos.


Los índices de consumo, kilómetros por unidad de volumen, difieren según la clase de vehículo y el combustible que se utilice. Es así que en los vehículos que para el transporte de carga o pasajeros que utilizan preferentemente combustible diésel, el rendimiento está claramente asociado al peso movilizado.

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